Una lluvia de palabras,
silba la inconsciencia.
Quizás, sea el momento
de convivir con estas voces sigilosas.
Amo la libertad.
Amo descansar sin reparos
rumiando en que te puede molestar.
Amo salir.
Descontrolarme.
Amo correr libre o elegir caminar.
Debo revelar que me fascina
no tener que esperar ese mensaje,
ninguna llamada, que me alivie la presencia.
Amo tanto la soledad,
que el cariño, empalaga mi rutina.
Y me asfixia.
Amo esto que soy.
Una piedra, de corazón estrellado.
Y te juro, aunque lo intento,
no cabe nada.
Mi aislamiento y yo.
No te obsesiones.
No hay lugar para sentarte
en la puerta de mi alma.
Todo lo ocupa esa grandiosa sensación
de estar completa
de estar completa
sin necesitar más.
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