Quiero
dibujar.
Los lápices
se convierten
en blancos.
Blancos
lápices
en hoja
blanca.
Lo que dejo
resulta invisible.
¿Por qué
nadie puede apreciar
lo que no
existe?
O quizás, lo
que aún
no se logra
ver.
Nadie
confía.
Algún día
crecerán esos lápices
y se
volverán arco iris.
No tengo
herramientas.
Ni práctica.
Ni técnica.
Ni modelos
que copiar.
La
“habilidad” de la palabra
ocupa
ESPACIO.
Y surgen
frustraciones.
Esa
sensación de la NADA
entre las
manos.
De
inhabilitada.
De la NO
ACCIÓN.
Quiero
dibujar un suspiro.
Un cielo
enamorado.
La angustia
de la luna.
El refugio
de unos brazos.
La sonrisa
cómplice sin falsedad.
Ya sé.
No podré
finalmente dibujar bien
o lo haré
mal.
¿Quién me
califica?
Heredé del
arte
lo que deja
el silencio:
Un
vacío
que
atraviesa al alma.
26/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario