jueves, 15 de diciembre de 2011

ESPACIO.


No quedan palabras que se combinen de manera poética.
Tampoco súplicas, ni llamadas, ni mensajes.
Los recursos se deshacen en la oscuridad de una noche
que dejó de ser la misma.
No queda tiempo, ni lugar, ni motivos
para no extrañar.
No queda el suspiro de la voz que se calla
ni la risa que colma el aire.
No queda búsqueda, ni miradas.
No queda espacio para más.
Porque con tu PRESENCIA llenas mi vida.

AMOR.


A veces me pregunto sobre el concepto del amor. ¿Por qué no sabemos permitirlo? ¿Por qué generalmente no es fielmente recíproco? ¿Por qué deja secuelas? ¿Por qué genera y a la vez angustia? ¿Por qué construye miedos? ¿Por qué vibra? ¿Por qué hace latir más fuerte el corazón? Me pregunto sobre el amor y como se reproduce a lo largo de la piel. ¿Por qué comete tantas torpezas? ¿Por qué lo buscamos y luego nos volvemos inconformistas? ¿Por qué?

Porque llega en el instante menos esperado y simplemente se apila en un cúmulo de falta de respuestas. La razón no puede explicar los mecanismos del apego. Sentí. Disfruta y que el amor nos haga.

LLUVIA SOLITARIA.

Decido no moverme hasta que la tormenta pase.
El interior elige y mi espíritu se arrastra
sobre la tierra húmeda.
El barro me cubre de tristeza
y sin tu voz los días se convierten
en estúpida rutina.
Busco un refugio para dejar un alma a salvo
y sin embargo te extraño.
Quisiera detener esta lluvia de sentimientos
que caen y se estrellan contra el piso.
Si pudiera hablarte entenderías.
Si pudieras mirarme no serían útiles las palabras.
Si pudieras oír los latidos del corazón, bastará.
Si pudieras rescatarme de la oscuridad
y darle brillo a mis ojos.
Volver.
Volver a descubrirte
y saborear tu vida.
Es lo único que necesito.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Geográfica.


Tengo un nudo en la garganta que atraviesa mis sentidos de norte a sur, de este a oeste y aunque las coordenadas geográficas estén sujetas invisiblemente en el espacio, somos quienes dibujamos. Y yo, quisiera posicionarte en mi eje-centro. Porque todas las brújulas me llevan a un solo lugar... a vos. Aunque me empecino en sentir correr el viento sobre la piel y separar mi esencia del cielo que también resulta tuyo, deforesto torpemente los miedos que siembran las angustias. Quedo expuesta bajo un espacio hueco y tosco privado de tu mirada esperando ese remedio que me sane las partículas del alma.

Afonía.

Me arropo en los sueños de la lejanía
que cortan los suspiros
como una espada que atraviesa
una a una mis vértebras.

Me hundo en los pliegues de la cama
tapándome con los miedos.
Pero quedo descubierta.

Frágil y tonta anudo las palabras
que me llevaron a ti
y me rehúso a volver
a pensarlas.

Me pierdo en la quietud
de la tarde inconclusa.

Escapo de mí misma.
Para que nadie me alcance.

Y después de todo
amaneceré de igual modo;
con la voz afónica
de tanto desear hablarte.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Mi soledad y yo.



Mi soledad y yo, fabricamos castillos de arena en la memoria.
Comulgamos el aire frío del invierno que ya pasó.
Mi soledad y yo, tropezamos en las hojas del otoño.
Y nos mantenemos expectantes,
¿Será que el sol brillará más fuerte?
Mi soledad y yo, planeamos cuentas sin resultados.
Geógrafos sin países.
Educación sin maestros.
Un Cortázar sin letras.
El simplismo de Borges.
Mi soledad y yo, ideamos imposibles.
Tememos la distancia o el olvido.
Sufrimos la indiferencia.
Lloramos en la mudez.
Y quizás, se formule la página de la duda.
Mi soledad y yo,
hoy no queremos hacernos compañía.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Bienestar.

Brillan esas ganas de amar, tan maravillosas, como la asonancia del segundero. Pero los miedos funcionan como una mano gigante que bloquea y demora los pasos.

Si el amor, significa pérdida de libertad, en cualquiera de sus expresiones. Y los temores a volver a sufrir o confiar aún ganan la partida de un juego que no convoca. Tan sólo, aparece o no.
 
Refugio la mirada en otro tipo de amor y no necesito acrecencia.

Me hallo en ese punto en que la dicha no brinda espacio.

Sobre la espalda, no cabe el pasado. La mira está en eso que me resguarda llamado presente.

Y aunque busco lo que no ha sido, descanso pacíficamente, con mis brazos que te recibieron incluso más veces de las llamadas.

Quizás, el amor fulgure bienestar, placer, alegría, en donde las lágrimas son de risa.

Siento en la piel, el aroma de las flores, la calidez de las palabras.

Tal vez, logré esa sensación que anhelaba desde siempre: amarme a mí misma. Y en ese amor, contagiar lo demás.

BASTA DE LLAMARME ASI

sábado, 12 de noviembre de 2011

Ser Grande.


Ser grande.
Ser grande no es cuestión de edad, de una simple acumulación de años o experiencias. Ser grande no reside en aumentar el ego, tampoco enojarse con el paso del tiempo. Ser grande significa algo más que crecer. Ser grande no debería implicar taparse la cara. Es superar, enfrentar los miedos y las tristezas. Ser grande resulta de colmar el espíritu de bellos sentimientos.

Ser grande es ...
emocionarse. Reír o llorar sin temor a ser descubierto.
Ser grande es brindar paz, compartir sabiduría, respetar la vida y aceptar la muerte. Ser grande es elegir con el corazón, confiar, dejarse ayudar.

Ser grande es no olvidar de que detrás de las nubes y aún en las peores tormentas el sol siempre está. Es caminar atravesando obstáculos sin dejarse caer.

Ser grande no es magnitud, tamaño o medida. Ser grande es hablar despacio mientras todos gritan, tener palabra, cumplir objetivos.
Ser grande es escribir los dictados del alma.

Ser como vos: prevalecer la grandeza por encima de todo.

Autora: Jimena Gatica.

sábado, 29 de octubre de 2011

Yo misma.

Una lluvia de palabras,
silba la inconsciencia.
Quizás, sea el momento
de convivir con estas voces sigilosas.
Amo la libertad.
Amo descansar sin reparos
rumiando en que te puede molestar.
Amo salir.
Descontrolarme.
Amo correr libre o elegir caminar.
Debo revelar que me fascina
no tener que esperar ese mensaje,
ninguna llamada, que me alivie la presencia.
Amo tanto la soledad,
que el cariño, empalaga mi rutina.
Y me asfixia.
Amo esto que soy.
Una piedra, de corazón estrellado.
Y te juro, aunque lo intento,
no cabe nada.
Mi aislamiento y yo.
No te obsesiones.
No hay lugar para sentarte
en la puerta de mi alma.
Todo lo ocupa esa grandiosa sensación 
de estar completa
sin necesitar más.

lunes, 22 de agosto de 2011

MÍMAME.



Podrás mimarme en los sueños, en Marte o en la luna. En el lugar, que pactemos. Abrazarme con la distancia o tal vez, en la realidad. Me subiré, tan mágicamente, a la energía, que sobrevuela los adentros. Me dedicaré a erigir tu sonrisa. A detener tu mirada, que se engrandece cuando se choca con la mía. Cuídame. Que ya me dejaron un tanto vacía, rota, destrozada. Que lo demás fluya, con la tibieza de las almas que se encontraron.

Soy.


El miedo deja la sonrisa quieta, y los labios postergados. Me bloquea, las emociones, y quedo suspendida en este tiempo viejo.
Las dudas, que violan los recuerdos. Y mi corazón, que teme, como una niña asustadiza que camina por primera vez.
Todo lo que han sido. O tal vez, hicieron de mi, esto que resulta mezcla rara, de letras improvisadas, o palabras cargadas de luz, perdidas en la luna.
Soy  ésta que conocen o que se atreverán a conocer. Un alma sensible. Que se brinda, con el objetivo de permanecer, en la enormidad del corazón.

martes, 16 de agosto de 2011

Imaginación.







A veces, me pregunto, si la violencia es inherente al sujeto, un hobbie, o una costumbre. Si la maldad, viene acompañada de ese sello, con intencionalidad manifiesta de perjuicio asegurado.
Yo, vos, de sensibilidad a flor de piel, nos vemos agobiados, aniquilados e incluso sin refugio, frente al desamparo.
La mirada se apaga. El brillo adormece y la tristeza se arremete por los huecos que ya desgarraron.
¿Por qué no imaginar que el amor resulte el norte del mundo? Y se multiplique tiñendo de color lo negro.
¿Por qué seguir viaje en este tren conducido por la maldad y la violencia?
Mi convicción no lo permite. Irradio sólo bondad. Me separo del universo, cuando se pelea. Si finalmente, la esencia transparente, maquina anónimos sueños.
Intentaré, una vez más, salvaguardar al alma, convencida que su magia de sinceridad, perenne e inacabable, bastará, para curar al corazón que se trunca de injusticia.
Abriré nuevas páginas, donde lo maléfico quede pequeño y sea ganado, una vez más, por los sentimientos de la grandeza. 
¿Por qué no pensar que esto se hará realidad?