Quizás, tus alas
algún día se conviertan
en puentes
y vuelvan a reubicar
suspiros de esperanza.
Mientras tanto,
escucho las señales
del viento
que se escapa
de la ventana del alma.
Somos un río
bajo el cauce del olvido.
Cuando la gloria
se acomode
en las piezas de la vida.
Estaré firme,
esperando ese gran cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario