miércoles, 1 de febrero de 2012

Tormenta.


Llueve y mi cuerpo está nublado.
Al igual que mi mente.
Mis besos corren detrás del amor.
Pero no encuentro más que vacío.
Mis ojos. Si pudiera sacar estos ojos
que se pierden en el mirar.
Los truenos me agotan la cabeza.
Y duelen las gotas al caer
porque me invaden imágenes
de recuerdos guardados.
Como el alma misma.
Si pudiera hablar, la garganta
hurtaría los nudos del silencio.
Y los rayos se cosechan en la espera.
Esta lluvia no es igual.
Porque sin la protección del afecto
(en reciprocidad)
todo queda en la intemperie.
Como yo.
Quizás, mis sentimientos,
se revuelven en la lluvia.
Me quedo quieta.
Y dejo pasar el tiempo
para que traiga de nuevo el sol
de tu mirada, apilada sobre la mía.

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