Podrás mimarme en los sueños, en Marte o en la luna. En el lugar, que pactemos. Abrazarme con la distancia o tal vez, en la realidad. Me subiré, tan mágicamente, a la energía, que sobrevuela los adentros. Me dedicaré a erigir tu sonrisa. A detener tu mirada, que se engrandece cuando se choca con la mía. Cuídame. Que ya me dejaron un tanto vacía, rota, destrozada. Que lo demás fluya, con la tibieza de las almas que se encontraron.
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