Extraigo
fragmentos
de cielo
para acercarte
la luz del sol.
Desde la tormenta,
se nubla la vista.
Y el horizonte
desdibuja
el centro de la mente.
Somos un eje
que frente al impacto
decide guardarse.
Yo elijo la brisa
en medio de temporales.
Si pudiera,
fundaría
castillos de paz
que eviten esas tempestades.
Cuando la tristeza
absorbe los espacios.
Se multiplica
el desánimo.
Y no tenemos más
que el presente.
Porque en realidad
no tenemos más
que a nosotros mismos.
Junto
las partes
de la esperanza
que aún queda.
Sin pensar en los golpes,
ni heridas.
Y aspiro
a que decidas
volver a percibir
el alba,
firmemente
sin la mirada puesta
en la indiferencia.
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