domingo, 13 de marzo de 2011

Café

 La tormenta, inunda las partículas de mi alma, sobrevuelan las ideas, que se aferran a la conciencia. Entonces,  me violan los anhelos. Te veo aún sin mirarte. Iré presa, quizás, por matar tu rostro en cada sueño. La facultad, se inicia, en la perfección que se desprende de tu aroma. Ese que agoniza y grita en silencio. Me despido, pero tu voz se aferra a las partículas que seccionan el aire. Continúo la partida y a mis pasos, le añado, una cuota de esperanza. ¿Por qué te quiero? Si no decides aún.  En medio de la tempestad, al borde del abismo. Mis manos, glorifican dos o tres caricias. Me intoxico. Fumo tus miedos. Te espero en el café de la esquina "amor", para endulzarte la vida.

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