Aguavivas me recorren
la garganta.
Y en verdad,
son las huellas
del silencio.
Quisiera decir
que me atraviesas
el alma
de par a par.
y también,
lo impar.
Cuantitativamente,
el balance del amor
me estremece.
Mi faringe se agrieta
al pronunciar
tu nombre.
Pero confieso
que lo gasto
en la mente.
Y me recorre
cada átomo.
Revolucionas
la conciencia.
Aunque lo calle
guardo las palabras
hasta el momento,
exacto,
de poder gritarlas.
Y así,
finalmente
lograr liberarme.
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