Heridas que sangran.
Aunque con la fachada
tratamos de sanar,
de curar con la palabra
... y el recuerdo.
Aunque perdiguemos
la justicia sin olvido.
Aunque tornemos visible
ésto que se encargaron silenciar.
Las voces que aún gritan.
Los golpes que aún duelen.
Aunque ostentemos con el ejemplo
y unamos nuestras fuerzas.
La herida sangra porque nunca alivió.
Y hoy, Argentina, ¡me lastima tanto el corazón!
Esos niños a quienes se les ocultó la identidad.
Esas madres rodeadas de pánico.
Esas abuelas que no pierden la esperanza
de encontrar sus nietos;
sustraídos, aniquilados en la miseria política.
En este mundo de ganadores y vencidos.
Si hay personas, ¿cómo se llega al final?
Juntemos todas las manos
para reponer la lesión
que llora en los ojos de quienes defienden el amor.
Aunque no sane jamás.
Inmortalicemos que la memoria
es la venda indispensable para no cometer
de nuevo los mismos errores.
Memoria, verdad y justicia. Y nunca más.
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