Dejé congeladas algunas sensaciones en el invierno. Esas que no permiten madurar libremente. Miedos, prejuicios, control, recelos. Hoy, que ya es primavera, alimento mi espiritualidad con júbilo, amor conciencia, esperanza. No existen huecos para llenar con tristeza. Tan solo la dicha de estar vivos. Sin restricciones, ni condicionamientos. Permuto el miedo, me desprendo, a cambio recibo la paz. Las flores despiertan, lentamente. Lo negativo yace, ahora, en la última hoja que cayó de ese inverno. Prospero absorbiendo la belleza de las flores. Los colores se vuelven más brillosos. Mi estación favorita emerge con sus tallos de proyectos. Me decido a admirar el verde. Si no solidificaste esos malos pensamientos, aprovecha este ciclo. Despierta. Y comienza. Brota como jardín, totalmente renovado.
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