Estoy tan cansada, que me rige un centro
magnético hacia el eje de la Tierra.
La angustia, se tumba tranquila sobre el fuelle de mi pupila.
El aire me falta, y los caminos se destruyen.
Viajo por las partituras de una nota hoy vencida.
Y la nada me trae, se apodera de aquello
que aún queda.
Mis neuronas, funcionan a paso de tortuga.
Sólo tengo energía para escribir.
Y la palidez de la noche me refleja
en el rostro blanco y dócil.
El destino, me guiará los sueños.
Allí me quedaré
hasta que en un puñado de horas
vuelva a despertar.
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