Me siento hueca, vacía, como una playa
en medio de la tempestad, susurrando a las olas
que golpeen despacio las huestes del pasado.
Soy una ínfima bisagra sin gesto alguno.
La calma, del otro lado. No aquí.
Y yo, miro con estos ojos equivocados.
Tan desacertados como las piedras que vuelvo a pisar.
Se hurtan ímpetus, y el aliento se disipa
en las corrientes marinas.
Soy un volcán que ejerce presión
desde una superficie anórtica.
¿Cómo proteger lo demás?
En este momento, que el oxígeno falta.
El tiempo, sigue el curso.
Y yo, me manifiesto.
a la espera.
Cuando la tormenta decline.
Me sentiré fuerte.
Ahora, desespero,
mientras la gente pasa
junto a la visual de la indiferencia.
Esa, que no deja aire para volver a respirar.
Así me siento yo, por eso he llegado hasta Las Huellas del Alma.
ResponderEliminarGracias por sacarlo de dentro de mi.
Un saludo.