sábado, 18 de junio de 2011

FELIZ DÍA PAPÁ!


“Un buen padre vale por cien maestros.”  Jean Jaques Rosseau

Y no es casualidad, que mi papá se llame Ángel, porque realmente, ha significado esa personificación a lo largo de mis días. Y tengo tanto para decir, que se me caen las lágrimas. Porque me emociona, tener que describir a una de las vértebras más esenciales, ejemplo, modelo, del esfuerzo, la responsabilidad, y el afecto cotidiano.

Sus palabras, sus consejos, forman parte de mi requerimiento diario. Ese papá, tan grande, que me ha dado todo el amor, que entra en su ser y más también, que me lo sigue regalando día a día, con sus actitudes, con su mirada.

Ay papá, lloro tanto, porque no puedo agradecer verbalmente, lo mucho que te quiero, que en parte, soy una buena persona, tal y como vos me enseñaste y si puedo transmitir valores, es porque vos de pequeña, los fundaste primero.

Y que me siento tan orgullosa, de ser quien soy, y de mi papá, de ser la destinataria de la luz de sus ojos, de ser la nena, caprichosa, me llenas de orgullo, porque quien te conoce, sabe tu grandiosidad, y nobleza, cómo sufrimos las injusticias, pero a la vez, sonreímos juntos, lloramos juntos, compartimos los sentimientos más profundos, nos escuchamos, y aconsejamos con el lenguaje del alma.

Gracias por cada momento, por los recuerdos que tan sólo bordean felicidad, por hacerme reír como nadie, por los retos, por las discusiones, por cada palabra de aliento, en la más triste adversidad, por transmitirme sensibilidad, por enseñarme, que un hombre se emociona, porque tiene sentimientos, por ayudarme en las dificultades, por privilegiar a los demás antes que a mí misma, por ser solidaria, por dar manos a los otros, sin importar qué hay a cambio.

Porque tu sello está impregnado en cada uno de mis pensamientos, en mi conducta diaria.

Eres mi ángel, que orienta el camino.

Te quiero tanto.

Feliz día, papá porque soy enteramente feliz al ser tu hija.

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