Mi cariño, no se encastra con tu indiferencia.
Mis abrazos sinceros, no coinciden con tu falta de tiempo.
Y aunque resultes tan especial…
cierro el libro, rápidamente,
para que no se te escapen tontas excusas.
Si tuvieras, uno o dos segundos…
quizás no hubieras perdido credibilidad.
El afecto que te construyo,
se disipa ante la falta de palabra.
Sufro, aún más con la apatía.
Porque mi inspiración caduca.
Cuando el poema, se diluye en la nada.
Y vuelvo a inquietarme, con todo lo que te pase.
Sin embargo, recibo ausentismo.
Mis ojos protectores, cálidos y sinceros,
esquivan mirarte…
… Si total para qué.
Llamadas, mensajes, se pierden antes de adrizar a mi puerto.
Cierro la vista de un airado.
Entonces, saca, de una vez, por todas
el último movimiento que te coloca dentro
del portal de mi corazón.
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